Dos Alas para Volar

Introducción: La fe incompleta

El libro Dos Alas para Volar comienza con una metáfora poderosa: un águila necesita dos alas para volar, pero la Iglesia moderna ha intentado volar con una sola, exaltando la Gracia mientras ignora la Ley. Esta visión incompleta ha llevado a un evangelio desbalanceado, donde muchos creen que la Ley fue abolida, cuando en realidad Jesús enseñó que vino a cumplirla, no a anularla (Mateo 5:17).

El autor plantea una pregunta clave: ¿Cómo puede un Dios inmutable invalidar Su propia Ley? Esta búsqueda lo llevó a descubrir que la Ley y la Gracia no son opuestas, sino complementarias. La Ley revela el estándar divino y nuestra incapacidad de cumplirlo por nosotros mismos, mientras que la Gracia nos capacita para vivir conforme a ese estándar.

Capítulo 1: El diseño perfecto de Dios

Dios estableció Su Ley como un reflejo de Su carácter. La compara con un diseño arquitectónico: sin plano, no hay estructura; sin herramientas, no se puede construir. De la misma forma, la Ley nos muestra el camino, pero la Gracia nos da el poder para caminar en él. Separarlas es un error, pues ambas son necesarias para una vida en armonía con Dios.

Jesús es el ejemplo máximo de este equilibrio. No solo obedeció la Ley, sino que demostró cómo vivirla con amor y misericordia. Su vida muestra que la Ley no es una carga, sino un camino de libertad.

Capítulo 2: La Ley escrita en la mente y el corazón

El Antiguo Pacto tenía la Ley escrita en tablas de piedra, pero el Nuevo Pacto, anunciado en Jeremías 31:31-33, la escribe en los corazones. El problema del ser humano no es la Ley, sino el corazón endurecido.

El legalismo surge cuando se obedece la Ley solo externamente, sin transformación interna. Jesús denunció este error en los fariseos, llamándolos “sepulcros blanqueados” (Mateo 23:27). En contraste, la obediencia genuina nace del amor a Dios y de la acción del Espíritu Santo.

El autor usa la metáfora del árbol: uno artificial puede parecer hermoso, pero no tiene vida ni da fruto. Así es la fe sin transformación interna. Pero cuando Dios cambia el corazón, la obediencia se vuelve natural, como un árbol que da fruto porque sus raíces están vivas.

Capítulo 3: Las palabras de Pablo malinterpretadas

Muchas doctrinas modernas han distorsionado las enseñanzas de Pablo para justificar una fe sin obediencia. Se argumenta que Pablo enseñó la abolición de la Ley, pero al analizar sus escritos, se descubre que defendía la Ley cuando se entendía correctamente.

Romanos 3:31 aclara: “¿Luego por la fe invalidamos la Ley? En ninguna manera, sino que confirmamos la Ley.” Pablo no estaba en contra de la Ley, sino del legalismo, es decir, de usar la Ley como un medio para justificarse sin la fe en Cristo.

El autor explica que Pablo habla de la Ley en diferentes contextos:

1. La Ley como estándar de justicia: Inmutable y establecida por Dios.
2. La Ley como medio de justificación: Ineficaz sin la fe en Cristo.
3. La Ley como guía para la vida: Vigente para los creyentes, pero vivida en el Espíritu.

Capítulo 4: El Evangelio completo

El evangelio predicado hoy a menudo está incompleto. Se enfatiza la salvación por gracia, pero se omite el llamado a la obediencia. Sin embargo, Jesús y los apóstoles predicaban un evangelio que incluía arrepentimiento y transformación.

La verdadera fe no es solo creer, sino vivir conforme a lo que se cree. La gracia no es licencia para pecar, sino el poder para vencer el pecado. Jesús dijo: “Si me amáis, guardad mis mandamientos” (Juan 14:15).

Capítulo 5: La Ley y los gentiles

Uno de los mayores malentendidos es que la Ley era solo para los judíos. Sin embargo, la Biblia enseña que Dios llamó a un solo pueblo, Israel, y los gentiles que creen en Cristo son injertados en ese pueblo (Romanos 11:17-24).

El autor desmiente la idea de que la Ley fue dada solo a los judíos y presenta evidencia bíblica de que siempre fue para toda la humanidad. Además, analiza Hechos 15, donde los apóstoles dieron a los gentiles cuatro mandamientos básicos como punto de partida, esperando que aprendieran el resto de la Ley con el tiempo (Hechos 15:21).

Capítulo 6: El poder perdido de la Iglesia

El alejamiento de la Ley ha debilitado a la Iglesia. Sin estándares divinos claros, la fe se ha convertido en una experiencia emocional sin fundamento.

El autor argumenta que el poder de la Iglesia primitiva radicaba en su obediencia. Cuando los creyentes vivían en santidad y justicia, Dios se manifestaba con poder. Pero hoy, la permisividad y la falta de compromiso han enfriado la fe y apagado el fuego del Espíritu.

Capítulo 7: Recuperando el poder a través de la obediencia

La solución no es el legalismo, sino la restauración del equilibrio entre la Ley y la Gracia. Para recuperar el poder espiritual, los creyentes deben volver a la obediencia basada en el amor, no en el miedo.

La oración, el estudio de la Palabra y la comunión con Dios son esenciales para este proceso. No se trata de seguir reglas por obligación, sino de vivir en la verdad con un corazón transformado.

Capítulo 8: La Ley y la Gracia en acción – Caminando con Jesús

El capítulo final presenta el modelo perfecto de Jesús. Él no solo enseñó la Ley, sino que la vivió con amor y misericordia. No juzgó con dureza a los pecadores, sino que los llamó al arrepentimiento con compasión.

Vivir como Jesús significa abrazar la Ley y la Gracia simultáneamente. No podemos separar lo que Dios ha unido. La Gracia nos da acceso a Dios, y la Ley nos muestra cómo caminar en esa relación.

Conclusión: Volviendo al diseño original

El mensaje final del libro es un llamado a restaurar el evangelio en su contexto original. El cristianismo moderno ha diluido la verdad, y es tiempo de volver a la enseñanza de Jesús y los apóstoles.

El autor anima al lector a examinar su fe y preguntarse: ¿Estoy viviendo en el diseño de Dios o en una versión diluida del evangelio?

Termina con una invitación a volar alto, como las águilas, con las dos alas que Dios nos dio: la Ley y la Gracia.