Introducción
Muchos creyentes leen la Biblia como si estuviera dividida en dos historias separadas: el Antiguo Testamento, con sus leyes, pactos y relatos de Israel, y el Nuevo Testamento, con el mensaje de salvación en Yeshúa. Sin embargo, esta división no existe en el pensamiento hebreo ni en el plan de Dios. El “Nuevo Pacto” que mencionan los escritos apostólicos no es una ruptura con el Antiguo, sino su renovación y cumplimiento.
En este artículo exploraremos cómo el Pacto Renovado (Brit Jadashá) conecta con las promesas dadas en la Torá y los Profetas, y por qué entender esta continuidad es clave para vivir una fe fundamentada en la verdad bíblica.
El Pacto en el pensamiento hebreo
En la mentalidad hebrea, un pacto (berit) es más que un contrato legal: es una relación vinculante entre Dios y su pueblo, basada en fidelidad y compromiso. A lo largo de la historia bíblica, Dios establece varios pactos con la humanidad, con Noé, Abraham, Israel en el Sinaí y, finalmente, el pacto renovado en Yeshúa. Cada uno de estos pactos no reemplaza al anterior, sino que lo amplía y lo lleva a su plenitud.
El Pacto en el Sinaí: La base de la relación con Dios
Cuando Dios hizo un pacto con Israel en el Sinaí, estableció instrucciones para que el pueblo viviera en santidad. La Torá fue entregada como una guía para caminar en la voluntad de Dios. Israel, sin embargo, falló repetidamente en guardar este pacto, llevándolo a la dispersión y el exilio. Pero Dios, fiel a sus promesas, anunció a través de los profetas que traería una restauración.
Jeremías y la promesa de un Pacto Renovado
Uno de los pasajes más malinterpretados sobre el “nuevo pacto” es Jeremías 31:31-33:
“He aquí que vienen días, dice el SEÑOR, en los cuales haré un nuevo pacto con la casa de Israel y con la casa de Judá… Pondré mi Torá en su mente, y la escribiré en su corazón. Y yo seré su Dios, y ellos serán mi pueblo.”
Aquí Jeremías no está hablando de la abolición del pacto anterior, sino de su renovación. La clave está en que la Torá no será cambiada ni eliminada, sino escrita en el corazón de los creyentes.
¿Qué cambia con el Pacto Renovado?
El pacto renovado en Yeshúa trae tres cambios esenciales:
1. La Torá es escrita en el corazón
En el Monte Sinaí, la Torá fue escrita en tablas de piedra. Con el pacto renovado, Dios la escribe en el interior del creyente. Esto significa que la obediencia a Dios ya no es algo impuesto externamente, sino una transformación interna que ocurre por el Espíritu Santo.
2. Un sacrificio definitivo
En el sistema levítico, el pecado era expiado por sacrificios continuos de animales. Sin embargo, estos sacrificios eran solo una sombra de la redención final en el Mesías. Yeshúa, como Cordero de Dios, ofreció su vida como el sacrificio perfecto y eterno, logrando lo que los sacrificios del Templo nunca pudieron: la purificación total del pecado.
3. Acceso directo a Dios
Antes, solo el sumo sacerdote podía entrar al Lugar Santísimo una vez al año en Yom Kipur. Con el sacrificio de Yeshúa, el velo del Templo se rasgó en dos, simbolizando que ahora todos los que están en el pacto tienen acceso directo al Padre. Ya no es necesario un sistema sacerdotal humano intermediario, porque Yeshúa es nuestro Sumo Sacerdote eterno (Hebreos 4:14-16).
¿Significa esto que la Torá ya no es necesaria?
Uno de los mayores malentendidos en la iglesia moderna es la idea de que el “nuevo pacto” significa que la Torá fue abolida. Sin embargo, Yeshúa mismo declaró:
“No penséis que he venido para abrogar la Torá o los Profetas; no he venido para abrogar, sino para cumplir.” (Mateo 5:17)
El término “cumplir” (plēróō en griego) no significa “terminar” o “reemplazar”, sino llevar a su máxima expresión. Yeshúa vivió la Torá perfectamente y nos mostró cómo aplicarla en el espíritu y no solo en la letra.
El rol de Israel y las naciones en el Pacto Renovado
El pacto renovado fue dado “a la casa de Israel y la casa de Judá” (Jeremías 31:31). Sin embargo, las naciones son invitadas a entrar en este pacto por medio de Yeshúa. Pablo explica esto en Romanos 11, comparando a Israel con un olivo cultivado y a los gentiles como ramas injertadas en él.
Esto significa que los creyentes de las naciones no reemplazan a Israel, sino que son añadidos al pueblo de Dios, compartiendo las mismas promesas y responsabilidades.
Vivir en el Pacto Renovado hoy
Para vivir en este pacto, debemos:
1. Entender nuestra identidad en el Reino
Si hemos sido injertados en el pueblo de Dios, nuestra fe debe estar enraizada en la Escritura hebrea y no en interpretaciones griegas o romanizadas del Evangelio.
2. Caminar en obediencia a Dios
La gracia no nos libera de la obediencia, sino que nos capacita para vivir conforme a la voluntad de Dios. Como dice Pablo:
“¿Luego invalidamos la Torá por la fe? En ninguna manera, sino que confirmamos la Torá.” (Romanos 3:31)
3. Ser testigos del Reino
El Pacto Renovado no es solo para nuestra salvación personal, sino para traer luz a las naciones. Debemos proclamar la verdad de este pacto y demostrar con nuestras vidas el poder transformador del Evangelio.
Conclusión
El Pacto Renovado en Yeshúa no es un reemplazo del Antiguo, sino su cumplimiento y plenitud. Es el mismo pacto que Dios hizo con su pueblo, ahora escrito en nuestros corazones. Entender esta conexión nos ayuda a vivir una fe más profunda, auténtica y alineada con el plan de Dios desde el principio.
Que podamos vivir como verdaderos discípulos, caminando en obediencia y proclamando el Reino de Dios con entendimiento y poder. ¡El Pacto está vivo en nosotros!
libro Dos Alas Para Volar
En el artículo “El Pacto Renovado: La Conexión Perdida Entre el Antiguo y el Nuevo Testamento”, hemos explorado cómo el Antiguo y el Nuevo Testamento no están en conflicto, sino que forman una unidad perfecta dentro del plan de Dios. Este mismo principio se desarrolla magistralmente en el libro Dos Alas Para Volar, el cual profundiza en la relación entre la Ley (Torá) y la Gracia (Jesús/Yeshúa), demostrando que no son fuerzas opuestas, sino complementarias.
Así como un águila necesita dos alas para volar, el creyente necesita tanto la verdad de la Torá como la gracia redentora de Yeshúa. Eliminar una de estas dimensiones crea un evangelio incompleto y distorsionado. Este libro es una excelente herramienta para quienes desean comprender el equilibrio bíblico entre obediencia y fe, y cómo ambos son esenciales para nuestra redención. Si te interesa este tema y quieres profundizar en la relación entre la Ley y la Gracia , Dos Alas Para Volar te ayudarán a ver la Escritura desde una perspectiva renovada y libre de dicotomías artificiales. ¡Altamente recomendado! 📚✨
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